EN MI CASA MANDO YO…
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Un compadre visita a otro compadre y le dice:
“Compadre, que pena, no puedo creer que no tengas los pantalones para mandar en tu casa.”
A lo cual el otro contesta “si verdad compadre?”
“Pues si, mira, en mi casa mando yo, y cuando digo: tengo hambre, me sirven de comer y cuando digo tráiganme el agua caliente, me la traen de inmediato y ….”
A lo cual el compadre le pregunta “oiga compadre, y para que quiere agua caliente?
Y responde el compadre “Hay compadre, no me diga que usted lava los platos con agua fría..”
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Resulta que para entrar al cielo, había una entrada para hombres y una para mujeres. Por la entrada de hombres, había dos puertas, una con un letrero que decía: “MI MUJER MANDABA EN MI CASA”; y otra con un letrero que decía “YO MANDABA EN MI CASA”.
Y como es de suponerse, en la primera puerta, había una cantidad enorme de hombres esperando, mientras que en la segunda puerta, no había nadie. Hasta que de repente, al llegar al cielo, uno de los interesados por pasar, tomó la opción de entrar por la segunda puerta.
Todos los presentes se sorprendieron muchísimo, y cuchicheaban entre sí, hasta que por fin alguien se animó a ir a preguntarle al recién llegado el por qué había elegido esa puerta, a lo que el hombre respondió: – ” Es que mi mujer me dijo que me formara aquí”.
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Pedro le dice a Juan: Pienso hablar seriamente con mi mujer
Juan: ¿Si?
Pedro: Sí, pienso decirle que a partir de mañana compartiremos los deberes de la casa.
Juan: ¡¡Vaya!! Eres un marido considerado.
Pedro: ¡¡¡No, lo que pasa es que yo no puedo con todo!!!
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– ¿Por qué hizo Dios a Adán antes que Eva?
– Para darle una oportunidad de hablar.
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-¡Manolo!! Tío, que causalidad, después de tanto tiempo! Oye, pero hay que ver lo que has cambiado, eh, debes haber empezado a hacer ejercicio, porque mira que has adelgazado. Te ves
fenomenal, si hasta parece que tienes más pelo, ¿es postizo? Lo digo porque antes lo tenías rizado. Y también has cambiado de sastre, obviamente; pero si era imposible verte con un traje, y ahora llevas una de esas corbatas que odiabas tanto. ¡Y las arrugas! Si tienes la piel que parece la de un niño, claro que a lo mejor es porque te has cortado la barba. Pero te queda muy bien, igual que las lentes de contacto, me alegro, porque las gafas aquellas no te favorecían, y además ahora tienes los ojos de color azul, dime picaron, se liga más así, ¿eh?
– Perdone, pero yo no me llamo Manolo.
– ¿Qué? ¿También te has cambiado de nombre?
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