Tomás Hauker de Inglaterra

Tomás, Tengo que saberlo

“Tomás”, dijo su amigo bajando la voz para no ser escuchado por el guardia. “Tengo que pedirte un favor. Debo saber si lo que otros dicen sobre la gracia de Dios es verdad. Mañana, cuando te quemen en la hoguera, si el dolor es tolerable y en tu mente aún hay paz, levanta las manos sobre tu cabeza. Hazlo antes de morir. Tomás, tengo que saberlo.”

Tomás Hauker le dijo

en su susurro a su amigo: “Lo haré”.

Al amanecer, ataron a Hauker al poste, y encendieron el fuego, el cual estuvo ardiendo mucho tiempo, pero Hauker permanecía inmóvil. Su piel estaba quemada por completo y no tenía dedos en las manos. Todos observaban el espectáculo, creyendo que estaba muerto.

De pronto, milagrosamente, él levantó las manos aún en llamas, sobre su cabeza, las elevó al Dios viviente, y con gran regocijo, aplaudió tres veces. Los presentes irrumpieron en gritos de adoración y aplausos. El amigo de Hauker obtuvo su respuesta. Tomás Hauker, de Inglaterra, fue martirizado en el año 1555.

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